El primer amor tiene una razón científica tras de sí, una que nos hace entender por qué nada es igual después de esa experiencia.
Tantas canciones, poemas y novelas no pueden estar equivocados: el primer amor es una experiencia única. La vivencia de enamorarnos por primera vez, mientras somos lugar para las emociones más intensas, queda grabada en nuestro cerebro y corazón para siempre, pues es nuestro descubrimiento de lo que, para algunos, es la parte más bonita de la existencia humana. Esto nos queda muy claro, ya que tarde o temprano, todos los vivimos en carne propia. Y resulta que hay una razón científica que explica por qué el primer amor nos marca.
La ciencia del primer amor
¿Cómo fue tu primera vez conociendo al amor de pareja? Seguramente, fue algo tan intenso que te llevo a descubrirte mucho más y a mostrarte de lo que eres capaz por el sentimiento más elevado. Debió haber alegrías, ilusiones y, también, dolor.
El recuerdo del primer amor vivirá, de una u otra forma, en ti durante el resto de tu vida. Tal vez no tanto por la persona en sí misma, sino por todo lo que representó compartir algo tan especial con ella.
Los científicos no son ajenos a esta parte de la experiencia humana, al contrario, se han mostrado interesados por saber qué nos ocurre a consecuencia de vivir por vez primera el amor de pareja. Por eso, se han realizado estudios en torno al tema. Sus conclusiones te harán ver que esto está lejos de ser una exageración, de hecho, es algo bien fundamentado por la forma en que funciona nuestro cerebro.
Entrando en materia, un artículo del diario EL ESPAÑOL recoge las observaciones de Helen Fisher, una antropóloga de la Universidad de Rutgers, sobre este interesante asunto. Por principio de cuentas, la experta señala que el primer amor es imborrable porque nos hace sentir la felicidad, el éxtasis e, incluso, la tristeza, de forma exacerbada. Hay razones para ello.
Pasa que al vivir esto, nuestro organismo se vuelve escenario de un torrente de hormonas, las cuales están detrás de esas sensaciones tan fuertes. Siendo más precisos, la dopamina y la serotonina, dos neurotransmisores asociados con el placer, la satisfacción y el bienestar, están a tope cuando nos encontramos bajo el influjo del primer amor.
Hay más…
Sin embargo, lo anterior no es exclusivo del primer amor, dado que otros enamoramientos posteriores pueden despertar los mismos efectos. A cuenta de ello, Paula Cocozza, periodista de The Guardian, recurre a la especialista citada y termina por desentrañar este misterio. Dicho esto, cuando nos enamoramos por primera vez, añade Fisher, aparte de lo mencionado, se activa el Área Ventral Tegmental (VTA, por sus siglas en inglés), una zona de nuestro cerebro que se relaciona con el mecanismo de recompensa.
Así que ahora lo sabes: el cerebro humano activa una región que, cuando tenemos contacto por primera vez con la persona elegida por nuestro corazón, hace que caigamos por completo a un enamoramiento revelador y revolucionario en nuestra existencia.
