La leyenda del hilo rojo: Todos estamos destinados a estar con una persona en específico

La leyenda del hilo rojo: Todos estamos destinados a estar con una persona en específico

¡Esta historia te hará creer en el destino!

Desde siempre nos han contado que antes de nacer, todos tenemos un destino escrito y que nada en esta vida es casualidad; todo tiene una fecha, una hora y un día. Muchas veces cuestionamos quién es el amor de nuestra vida y cuándo llegará, pero cuenta la leyenda que nosotros ya estamos unidos a una persona, sin importar el país, la distancia o el tiempo.

Hablamos de la leyenda del hilo rojo. Según esta creencia japonesa, existe un hilo rojo que no podemos ver, pero tiene la capacidad de unir a dos personas diferentes desde los dedos, a lo que ellos le llaman Yuan. Se cree que este hilo conecta a las personas que están destinadas a permanecer juntas el resto de sus vidas, sin importar dónde estén. Puede que este hilo sea totalmente invisible, pero es capaz de resistir la distancia, cualquier obstáculo, nudo o lo que sea, pero es un hecho que siempre mantendrá a esas dos personas unidas.

La leyenda tiene dos variantes:

En China la cuentan diciendo que el abuelo de la Luna sale cada noche y recorre la Tierra para conocer a los recién nacidos, y entonces les ata el hilo rojo que decidirá su destino.

En Japón la misma leyenda cuenta que hace muchos años había un emperador que era un niño joven e impaciente que quería conocer a la que iba a ser su futura esposa, esa mujer con la que estaba predestinado a estar, y enterándose de la existencia de una bruja que era capaz de ver los hilos rojos de todas las personas, la mandó llamar y le ordenó que siguiera su hilo hasta el final.

La historia cuenta que la bruja obedeció al joven emperador y comenzó su búsqueda. Tras un largo recorrido, llegaron a una ciudad lejana y en el mercado, la bruja le señaló al emperador una campesina con un bebé en brazos. Al emperador no le gustó el resultado y, caprichoso como era, empujó a la campesina, el bebé cayó y se hizo una herida en la frente.

Pasaron los años y, ya en edad de casarse, el emperador buscó esposa y siguió el consejo de sus cortesanos, que le hablaban de una preciosa joven, hija de un general de su ejército. La mandó llamar, y al retirar el velo que le cubría la cara, el emperador quedó impresionado por su belleza, sólo ensombrecida por una fea cicatriz en la frente.

OMG!!!!! ¿Crees en este tipo de historias?

Síguenos en instagram: @RevistaTuMexico

Relacionadas