La falta de tacto tiene un gran impacto en tu estado emocional. Te decimos cómo puede estarte afectando esta medida de seguridad establecida durante la pandemia
Desde que inició la pandemia por coronavirus, la población mundial se vio obligada a acatar las normas de salubridad impuestas por la Organización Mundial de la Salud. Entre las medidas de seguridad sanitaria se encuentra mantener una sana distancia mínima de 1.5 metros entre las personas, con el objetivo de disminuir el riesgo de contagio y propagación de la enfermedad. Por lo mismo, las muestras de afecto, como los besos y abrazos quedaron restringidos desde que inició el covid-19. Pero ¿cómo afecta esto a tu salud mental?
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Así es como un año sin abrazos afecta tu salud mental
Los seres humanos estamos diseñados para tocar y ser tocados, para interactuar y demostrar afecto a través del contacto físico. Por esta razón, millones de personas han sufrido por la pandemia y su salud emocional se ha visto severamente afectada. “Podríamos empezar a darnos cuenta de que falta algo, pero no siempre sabremos que es un toque”, dice el profesor Francis McGlone, neurocientífico de la Universidad John Moores de Liverpool y experto en el campo del toque afectivo. “Pero cuando hablamos del problema de la soledad, a menudo ignoramos lo obvio: lo que las personas solitarias no obtienen es el contacto”. Te puede interesar: El nuevo síntoma que podría indicar la presencia de covid-19 El tacto tiene un gran impacto en nuestro bienestar físico y psicológico, pues los abrazos y las caricias actúan como un “amortiguador”. En una encuesta de la BBC y Wellcome Collection realizada a 40,000 personas de 112 países, los participantes describieron el tacto como “reconfortante”, “cálido” y “amor”.
No recibir abrazos en todo un año genera ansiedad, estrés, incomodidad e incluso depresión: “El tacto es un modulador que puede atenuar los efectos del estrés y el dolor, físicos y emocionales. Hemos visto en nuestra investigación que la falta de contacto se asocia con una mayor ansiedad. En momentos de mucho estrés, como la pérdida de un trabajo o un duelo, por ejemplo, tener más contacto con los demás nos ayuda a sobrellevar mejor la situación, especialmente para calmar los efectos del cortisol [la hormona del estrés]”. Incluso si estamos acostumbrados a que no nos toquen mucho, después de un tiempo la necesidad puede sentirse muy física, a veces descrita como “hambre de piel” o “hambre de contacto”, reveló la experta en neurociencia, Katerina Fotopoulou. Te puede interesar: TEST: ¿Qué tanto sabes del COVID-19? Síguenos en Instagram: @revistatumexico